La ansiedad es un mecanismo de defensa adaptativo que se produce en situaciones a las que se atribuyen cierto grado de amenaza, reto o desafío. El problema surge cuando la ansiedad es desproporcionada al hecho que la origina o aparece sin motivo aparente, manifestándose con una frecuencia e intensidad excesivas y una duración prolongada.
La ansiedad se caracteriza por la aparición de síntomas a nivel físico y emocional (sensación de calor, taquicardia, sensación de asfixia, presión en el pecho, miedo, inseguridad) que la persona interpreta como peligrosos y se siente incapaz de manejar. Esto lleva a conductas de inquietud, huida y evitación que limitan la capacidad de elección y las acciones e impiden disfrutar de la vida en toda su plenitud.
Los episodios de ansiedad pueden volverse repetitivos ante las mismas situaciones y convertirse en un problema recurrente. Los síntomas de la ansiedad tienden a ser cada vez más intensos y a extenderse a más situaciones. La mejora espontánea de estos síntomas es muy improbable. Es conveniente buscar ayuda especializada.