
Eran las 17hrs y el timbre sonó repetidamente, como si hubiera un incendio en el edificio. Una tarde de Martes cualquiera en la vida de Juanito. La tarde de ir a terapia. Corriendo salieron su mamá y él desde la clase de Judo en el colegio para poder llegar a tiempo a su cita con la terapia. Juanito ya se sabe el camino desde que su madre le deja en el portal de debajo de la consulta. Pasado el tiempo de la sesión Juanito se vuelve a marchar, esta vez a buscar a su hermanito junto con su madre. Pronto anochece y aún hay que llegar a casa, hacer los deberes del colegio, la hora del baño, la de cenar y a dormir que mañana hay que volver a madrugar para empezar de nuevo la rutina.
Isabel es madre y cabeza de familia numerosa. Con un bebé de 8 meses y otros dos hijos de 4 y de 7 años tiene la habilidad de los mejores malabaristas circenses. Su capacidad para poder llegar a todos los lugares, de recoger a tiempo a sus hijos, de coordinar los compromisos y las necesidades de cada uno… Una familia con tres hijos es una familia lo suficientemente compleja como para tener que ser muy habilidosa en la gestión de grupos y del tiempo. Lo suficientemente pluridisciplinar como para poder resolver cuestiones de distinta índole. Lo suficientemente valiente como para no detenerse hasta que no haya terminado el día y los pequeños estén encarrilados ya en su tercer sueño.
Jaime es padre de familia numerosa y llega a casa lo antes que puede, pero cuando tiene que viajar está lejos como para poder ayudar a Isabel. Los fines de semana que coinciden y están los cinco en casa juntos, aprovechan para hacer un plan familiar saliendo a comer a casa de los abuelos. Ellos están siempre deseosos de ver a sus nietos revolotear por toda la casa. Lo normal es que les consientan todo ya que para un rato que van a pasar juntos no quieren poner muchas normas.
El pasado mes contactaron a Isabel desde el colegio de Juanito, pidiendo una tutoría con los papás sobre algunos comportamientos que venían observando en el niño. Jaime no pudo acudir a la reunión al estar volando, pero Isabel se las arregló para poder acudir con su bebé a cuestas mientras los otros dos hijos estaban en clase. Al parecer Juanito está más distraído de lo normal. No atiende a las normas en ocasiones y su rendimiento está por debajo de lo que se espera de él.
La preocupación se dispara en la mente de Isabel. Por si no tenía suficientes asuntos que atender, ahora Juanito parece que se está distrayendo en clase. Es el hermano mayor de tres hijos y rivaliza mucho con su hermano mediano. En casa conviven los dos hermanos compartiendo habitación y muchas de las rutinas diarias. Ellos se ayudan y acompañan pero también se enfrentan compitiendo, lo cual molesta mucho a su madre.
Isabel a veces piensa que le faltan horas en el día. Jaime lamenta mucho no poder estar debido a que su trabajo volando le aleja de casa cada pocos días. Los días que está el padre se notan mucho ya que su papel en la familia es muy importante.
Juanito ha aprendido que cuando no está su papá puede tirar más de la cuerda ya que su madre no podrá controlar todo a la vez. A pesar de que no lo hace por fastidiar a los demás, Juanito ayuda a generar el caos cuando busca a su hermano para hacer travesuras de vuelta del camino desde el colegio. Lo normal en los niños es intentar divertirse y entretenerse aunque a veces los adultos no lo entiendan así.
Sin duda alguna, lo que más viene preocupando a Isabel son los continuos desafíos que Juanito le propone, especialmente los días en los que no está su padre presente. Cuando Juanito dice que no quiere comer la cena que su mamá le ha preparado, su hermano Carlitos también dice lo mismo. Cuando Isabel dice que es la hora de ir a la ducha, Juanito desoye los mensajes y sigue jugando a lo suyo. Lo peor es cuando llega el momento de confrontación e Isabel se presenta en la habitación de Juanito para llevarle a la ducha. Aquí es donde ocurren los más desagradables encuentros entre ellos, especialmente por la agresividad mal manejada de Juanito quien insulta a su madre y alguna vez ha llegado incluso a empujarla quitándole de un manotazo el juguete que su madre la había quitado. Mientras esto ocurre en una habitación, Isabel tiene en la otra a su bebe llorando porque es la hora de comer para la pequeña. Carlitos por otro lado está encharcando el cuarto de baño mientras chapotea en la ducha.
Hay momentos en los que Isabel desearía coger al bebé y salir de casa a pasar un día tranquila por ahí, pero en el fondo sabe que esa no es la solución. Isabel cree que ya lo ha probado todo y aparentemente nada de lo que hizo dio resultado. Comunicar a su marido lo que pasa no es una opción ya que solo serviría de desahogo y para alterarle en su trabajo, lo cual no es bueno.
Isabel busca soluciones ante situaciones muy frecuentes, por desgracia. Ella siente que tiene que ser fuerte y lo suficientemente buena madre como para saber manejar estas situaciones. Pero la realidad es que no lo está consiguiendo. La realidad es que a Juanito le pasa algo y aún no lo ha descubierto.
Este es solo un ejemplo de una familia totalmente normal. Las condiciones de cada familia son particulares y los recursos con los que cuenta también. Cuantos más miembros tiene la familia, más complejo es el grupo por lo que más habilidad se requiere para poder mantener un buen equilibrio entre todos. Para que una orquesta pueda sonar como tal, es importante haber afinado bien cada instrumento y que cada músico tenga claro su papel y lo haga bien. Los padres, como directores de orquesta, son los encargados de hacer sonar una melodía u otra. No es lo mismo tener a un pianista solista que a un cuarteto de viento o a una orquesta entera. Cuantos más miembros, más difícil es la coordinación pero más impresionante el resultado al final.
La capacidad de OBSERVAR como padres y educadores es de vital importancia para poder tener una idea de lo que está pasando en cada caso. Lo normal es que a muchos no les hayan enseñado a qué tienen que observar. Tampoco cómo hacerlos. La buena noticia para todos es que son cosas que se aprenden siempre que se quiera.
Poder detectar un problema o situación a tiempo es de gran importancia puesto que al igual que ocurre con los problemas de salud física, cuanto antes se detecte, mejor pronóstico.
No es lo mismo prevenir que curar. Si pudiéramos elegir en qué momento darnos cuenta de las cosas que puedan pasar, ese momento es ANTES de que pasen. Pero para no confundir los miedos que uno tiene con las indicadores que observamos en los niños, es mejor aprender a qué hay que atender para después poder saber dónde intervenir.
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